Faro Friedrich Nietzsche

Nietzscherepresenta, más que cualquier otro pensador o artista moderno, la introducción definitiva en nuestro mundo de una revelación fundamental: las cosas no son ni mucho menos como las vemos. Los caminos más anchos y los hitos que nos orientan en la vida están también sometidos a la sospecha. La ley de las interpretaciones y de la voluntad que las construye es la única ley. Y, así, dado que todo, incluso los principios y los valores más arraigados, no es otra cosa que interpretación, dado que nada vale por sí mismo, pensar seriamente sólo puede llevarnos a descubrir las intenciones ocultas, la mala fe y la nada detrás de las grandes obras de la humanidad.

Nuestra historia es la historia de un disparate: el tiempo a lo largo del que la mentira y el error se han convertido en las instituciones y en la verdad. La literatura de Nietzsche es la obra del nihilismo, en el sentido que denuncia una falsificación absoluta y universal. Pero, una vez abatida la falacia de la verdad, parece que Nietzsche invite a entrever una novedad radical, una experiencia infinita de los acontecimientos, una vida auténtica, una humanidad más que humana. Y ahí todo son interrogantes que nos interpelan y que nunca podemos acabar de escuchar como deberíamos. Los pasos cebra desconcertantes, la música y la voz profética congelada en los textos de la nueva instalación, nos acompañan en este reconocimiento de la dificultad de vivir.